El dolor en el tendón de Aquiles es un problema común que puede afectar a personas de todas las edades. El tendón de Aquiles es el tendón más grande y fuerte del cuerpo humano, y conecta los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón. Cuando este tendón se inflama, puede causar dolor y dificultad para caminar y realizar actividades físicas.
La Dra. Sheila Dugan, experta en medicina física y rehabilitación, afirma que “El tratamiento del dolor en el tendón de Aquiles debe incluir una evaluación completa del problema y una atención individualizada. Los tratamientos pueden incluir ejercicios de estiramiento, fisioterapia, ortesis y medicamentos”.
Las plantillas ortopédicas pueden ser una herramienta útil en el tratamiento del dolor en el tendón de Aquiles. Según la Dra. Irene Davis, experta en biomecánica, “Las ortesis pueden ayudar a corregir los problemas de biomecánica que pueden contribuir al dolor en el tendón de Aquiles.
síntomas:
Dolor: El síntoma más común de una lesión del tendón de Aquiles es el dolor en la parte posterior del tobillo. Este dolor puede ser leve o intenso, y puede empeorar al caminar, correr o hacer ejercicio.
Hinchazón: La hinchazón es común en la zona afectada por una lesión del tendón de Aquiles. La hinchazón puede ser leve o severa, y puede dificultar el movimiento del tobillo.
Rigidez: La rigidez en el tobillo es otro síntoma común de una lesión del tendón de Aquiles. La rigidez puede dificultar la flexión del pie y el movimiento del tobillo.
Debilidad: Una lesión del tendón de Aquiles puede causar debilidad en el músculo de la “pantorrilla”. Esta debilidad puede dificultar la realización de actividades físicas y puede limitar la capacidad de caminar y correr.
Sonido de chasquido o pop: En algunos casos, una lesión del tendón de Aquiles puede ir acompañada de un sonido de chasquido o pop en la zona afectada. Este sonido puede indicar una rotura parcial o completa del tendón.
Sensibilidad al tacto: La zona afectada por una lesión del tendón de Aquiles puede ser sensible al tacto. El área puede sentirse caliente al tacto y puede ser dolorosa al presionar.
Tratamiento ortésico con plantillas y zapatos ortopédicos.
El uso de una férula o vendaje de compresión puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor.
Inmovilización: En algunos casos, se puede recomendar la inmovilización del pie y el tobillo para permitir que el tendón de Aquiles sane. Se puede usar una bota ortopédica o un yeso para inmovilizar la zona afectada.
Terapia con hielo: La terapia con hielo es un tratamiento común para reducir la inflamación y el dolor. Se puede aplicar hielo en la zona afectada durante 15-20 minutos, varias veces al día.
Terapia de estiramiento: Los ejercicios de estiramiento pueden ayudar a mejorar la flexibilidad del músculo de la pantorrilla y el tendón de Aquiles. Es importante realizar estos ejercicios bajo la supervisión de un profesional de la salud
En algunos casos, se puede recomendar el uso de una plantilla ortopédica con soporte de arco escafoideo que ayuda a aliviar la presión en el tendón de Aquiles y mejorar la alineación del pie y el tobillo. Estas plantillas ortopédicas están diseñadas para adaptarse a las necesidades específicas del paciente y pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
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“Caminar sobre el aire. Ojalá hubiera sabido acerca de estos zapatos hace mucho tiempo. Tengo espolones óseos en el área del tendón de Aquiles, por lo que la amortiguación adicional y el soporte que brindan estos zapatos son increíbles. En la semana que los he estado usando, el dolor se ha reducido significativamente cuando camino, lo que me permite caminar con más frecuencia y distancias más largas”. – H. Tomás
